
En España, se ha convertido en costumbre que los ciudadanos paguen los platos rotos de una mala gestión económica ya sea de la administración pública, de una institución, de un organismo o de una empresa. Cada uno de los desfases que provocan sus responsables tiene graves consecuencias: Subidas de impuestos, recortes en políticas sociales, despidos colectivos por medio de ERES o desahucios si no se aceptan las condiciones que imponen los mismos que provocaron el caos.
En la ciudad de Avilés (Asturias) existe un antiguo barrio, El Nodo, destinado a la vivienda de marineros y pescadores. Por una extraña razón, se acordó que los pisos no fueran de su propiedad, a cambio sus inquilinos pagaban una renta muy baja. Los años pasaron y los viejos pescadores dejaron esta vida. Hoy muchos de esos pisos están habitados por sus descendientes, hijos e hijas, que intentan conservar la esencia de este rincón emblemático de la ciudad.
Ah! pero llega la crisis y los gestores de la Cofradía de Pescadores se encontraron con un desfase importante en sus cuentas´. entonces vuelven la vista hacia los viejos pisos de El Nodo, como una vía para solventar una deuda, al parecer, de importantes dimensiones. La propuesta a los hijos de los antiguos pescadores tiene una hoja de doble filo o compran el piso por un valor de 27.000€ o pagan un alquiler de 300€ mensuales y constituyen una comunidad de vecinos a la que abonarán 50€ todos los meses.
A simple vista, y dado el mercado inmobiliario, las cuantían que se proponen no parecen desorbitadas, pero se han olvidado de aplicar a la propuesta los años de renta, que durante toda su vida, pagaron los antiguos pescadores y marineros y después sus viudas y sus hijos e hijas. Los cálculos no coinciden. La Rula, como ellos dicen, aplican el precio por metro cuadrado, y los actuales inquilinos lo hacen sumando la renta que pagaron sus padres. Es decir, el valor del piso es poco más de cuatro mil euros.
La gente que vive ahí es buena gente, trabajadora; sus sueldos no son de ejecutivo, sino que se rompen la espalda a trabajar para poder llegar a fin de mes y ayudar a la familia, mientras que los propietarios de las viviendas las están malvendiendo, alejando a los hijos de los pescadores. Las trabas crecen, no pueden ir a juicio porque no tienen dinero para hacer frente a las tasas, pero menos aún para pagar a un abogado y si no hay un acuerdo con la cofradía, tienen que abandonar la casa donde crecieron.
He aquí un ejemplo más de esta incongruencia de aplicar una política económica y de mercado engañosa. ¿Quién pone freno a este nuevo sistema que se está implantando en España, que entrega un cheque en blanco para desangrar a los ciudadanos por los errores de otros? No se reclaman privilegios, sino que se respeten los derechos.
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