Miranda quiere compartir con todos vosotros y vosotras el verdadero contenido de una noche mágica y todo lo que se necesita (foto) para que de verdad sea mágica. También está publicado en El Rincón Mágico. Así empieza.
San Juan es la fiesta pagana por excelencia, a pesar del empeño de la iglesia por convertirla en fiesta religiosa. En realidad, su celebración es la noche del 21 al 22, ya que coincide con el solsticio de verano; es la fiesta de Beltaine (fuego de Bel), y es un festival en honor al dios Belenos. La iglesia la convierte en la fiesta de San Juan, pasándola a la noche del 23 al 24.
A mí en particular, me gusta más la noche del 21, porque es cuando la noche es más corta y porque a partir de ese momento los días empiezan a decrecer en su camino hacia el solsticio de invierno.
Pero bien es verdad, que a consecuencia de los rituales, el fuego, la gente en la calle -llena de supersticiones- se crea una energía tan poderosa que hace posible que se habrán portales y dimensiones. Tenemos que participar de la magia, salir a la calle, danzar, compartir la algarabía, hacer mucho ruido; bañarse en las aguas de las fuentes -7 a ser posible-; recoger rocio; esperar al amanecer en contacto con la naturaleza; buscar las 7 hierbas y el helecho que esa noche florece, y si damos con él, guardar la flor, es el mejor amuleto que podemos conservar.
Saltar la hoguera; dejar los pétalos de las flores en una fuente con agua al sereno; hacer el ritual de las patatas; colocarse flores en el pelo, y si no se tienen rociarse con purpurina.
Y quizás, quizás, podamos conseguir, que la superficie del espejo se convierta para nosotros en la puerta de esa dimensión, que nos transportara a un mundo de magia y de fantasía, que siempre está preparado para quien está dispuesto a creer en ese mundo de magia y fantasía.
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